martes, 23 de febrero de 2010

¿Hermandad o lucha de clases sociales?

Si el socialismo anterior a Marx pensaba que Todos los seres humanos son hermanos, a partir de aquel momento el énfasis del socialismo pasa a depositarse en la solidaridad de clase. En otras palabras: contrariamente a lo que pensaba Saint-Simon y sus colegas, los trabajadores y los empresarios, los obreros y sus patrones, no son “hermanos”. El concepto saintsimoniano de “trabajo industrial” resulta ya demasiado vago e indeterminado. En lugar de explicar, encubre la realidad. Entre obreros y patrones hay conflicto, hay lucha. No una lucha en términos individuales o personales, sino una lucha social de fuerza y de poder entre las clases sociales. Las relaciones sociales del capitalismo (valor, dinero, capital, etc.) son relaciones sociales de producción pero al mismo tiempo constituyen relaciones sociales de fuerza y de poder entre las clases sociales.

Responde a esta nueva idea, uno de los tramos iniciales del Manifiesto Comunista:

Toda la historia de la sociedad humana, hasta la actualidad, es una historia de luchas de clases. Libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos de la gleba, maestros y oficiales; en una palabra, opresores y oprimidos, frente a frente siempre, empeñados en una lucha ininterrumpida, velada unas veces, y otras franca y abierta.

En lugar de dirigirse al corazón del ser humano, a la bondad, a los buenos sentimientos, a la compasión, a la colaboración bienintencionada, a la filantropía y a la fraternidad universal de todas las clases, este texto emblemático culmina reclamando ¡Proletarios de todos los países, Uníos! A partir de entonces se abre una nueva época en la historia del socialismo y en la historia política de la humanidad.

Tomado del libro: Introducción al Pensamiento Socialista de Néstor Kohan (P.14-15).

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